y que amablemente Bibi nos ha enviado a nuestro pedido.
..................................
CARTONERAS DE ARENA
No tenemos casa
pero juntamos piedras y conchillas,
inevitablemente.
Una porque el yodo la bordó,
otra porque es igual a la de Compostela,
ésa porque la sal la pulió hasta ser de seda,
aquella por su color crepúsculo.
No tenemos dónde, pero sí con qué,
y el con qué es el instinto
de anclar el viento,
aunque sea de a pequeños
engarces nacarados.
Alguna vez
escribí que no me daba cuenta
y que sólo me faltaba armarla,
como a un rasti que industrializa Dios.
El poema era largo,
lo recuerdo profuso y trascendente,
pero se me perdió entre cuadernos sucumbidos
en quién sabe qué caja
de ésas en que muero de a pedazos, de a lotes.
E intentar reconstruirlo
me parece traicionarlo.
Alguien lo encontrará, lo juntará con éste,
dirá que me repito.
Y es verdad, me repito.
Porque no tenemos casa
pero insistimos en juntar las piedras, siempre, siempre.
Las mismas piedras de la misma playa
de las mismas nosotras y el mismo no tener.
Cirujas soberanas de este reino
del que nadie nos echa y sin embargo
volvemos derrotadas a aquella realidad que sí nos echa,
tal vez porque se asusta
de tantas piedras
que llevamos en las manos.
Bibi Albert.
No hay comentarios:
Publicar un comentario