jueves, 30 de enero de 2014

-JOSE ARTURO SEVERINO, MÚSICO

JOSE ARTURO SEVERINO.
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Semblanza de OSCAR ZUCCHI
publicada en la página webb TODOTANGO
 
BANDONEONISTA, GUITARRISTA, 
DIRECTOR, COMPOSITOR
1893 – 30 de enero de 1934
Apodo: La vieja

Nació en Buenos Aires, en el barrio de Parque Patricios. Dentro de su época se distinguió por ser uno de los bandoneonistas de más esmerada formación musical y se le adjudica haber creado los adornos de mano izquierda.

Su primer instrumento fue la guitarra, inducida por su amigo El Pardo Ágape, quien se ganaba la vida como encendedor de faroles a gas del primitivo alumbrado público y violero en sus ratos libres. Este instrumento lo estudió por música y con toda seriedad.

Junto a Arturo Bernstein, Juan Maglio, Genaro Espósito y Eduardo Arolas en su última etapa, constituyó parte de lo que fue la primera avanzada que en materia de bandoneón tuvo nuestro tango. Si no alcanzó la difusión y popularidad  que merecían sus aptitudes, se debió a su apego al barrio en que nació y que lo consagró como el ídolo local.

Fue Sebastián Ramos Mejía que lo indujo a dejar la guitarra por el bandoneón y le brindó todo su conocimiento, que no era mucho, además de tocar de oído. Pero una vez que dominó el teclado, aplicó todos sus conocimientos técnicos logrando un estilo evolucionado para la época.

En 1908 debutó como profesional con el apoyo del guitarrista Marino García, autor de la melodía de “Mis harapos”, en un café de Garay y Deán Funes. El dúo se transformó en cuarteto cuando se agregaron Luis Adesso (violín) y Félix Camarano (guitarra), así se presentaron en otro local similar, en Garay y Rincón, el mismo donde se luciera Ricardo Brignolo. Luego pasaron a otro de San Juan al 2300, hasta llegar al afamado Almacén de Benigno, de La Rioja 2177, con lleno total cuando se presentaba.

Hacia 1911, fijó domicilio en Pavón entre Jujuy y Alberti, y allí plantó su academia de enseñanza del bandoneón. Su primer discípulo, adelantado al resto, fue Juan Bautista Guido. Tan rápido asimiló las enseñanzas que poco después fue su segundo bandoneón, tenía once años de edad.

Cuando en épocas de conjuntos pequeños, que a lo sumo llegaban a quintetos, presentó una orquesta con diez elementos, generó una importante novedad: 3 bandoneones, 3 violines, 3 guitarras y una flauta. Y fue el debut de Guido. Recorrieron barrios cercanos y hubo una presentación en el Teatro Cervantes. Esporádicamente se llegó al Pabellón de las Rosas, entonces en la Avenida Alvear y Tagle. Y también en el Petit Parissien, de Alvear y Sánchez de Bustamante.

Tuvo un breve paso por la orquesta de Francisco Canaro, pero él servía para “patrón”. Más tarde, fue exitoso en el café El Caburé, de Entre Ríos 1253. Fue entonces, cuando la grabadora Victor le propone ser parte de su elenco, pero fueron pocas sus grabaciones, ocho temas en cuatro placas.

Cumplió algunas actuaciones junto a Guillermo Barbieri, antes que llegara a Carlos Gardel y en 1918, fue de los primeros en formar parte de la primitiva Sociedad Nacional de Autores, Compositores y Editores de Música.

A fines de los años 60 tuve una entrevista con el pianista y compositor Vicente Demarco. Me narró lo siguiente: «Los primeros bandoneones que escuché fueron Maglio, La Vieja, El Negro Eduardo y José Rebollini, quienes ensayaban en el segundo patio de la casa de mis abuelos, ubicada en la calle Luca 1326. La Vieja vivía entonces en la misma calle pero en el 1644. El Tano Francisco Famiglieti era el capo de Boedo y tenía una sana rivalidad con Severino. Éste había compuesto un tango que levantó polvareda, fue “El trompito número 2” y, Famiglietti como respuesta, luego de un viaje en barco desde Montevideo con aguas muy agitadas apenas llegó, para hacerle contra compuso, “Mar revuelto”, no importaba que su susto hubiera ocurrido en el río, un tango difícil escrito en Do sostenido mayor y la tercera parte en seisillos para mano izquierda».

En la década del veinte se alistó en la orquesta estable del Teatro Nacional, en la que entre otros estaban Nicolás Primiani (bandoneón), Juan D’Arienzo y Alfredo Mazzeo (violines) y Ángel D’Agostino (piano). En 1923, pasó a desempeñarse en el salón de baile Rodríguez Peña, junto a Mario Brugni (violín), Fidel Del Negro (piano) y José Galarza (flauta). Este último, mas adelante, fue estribillista en algunas grabaciones de diversos conjuntos.

En 1924, tuvo su debut en radio, LOY Radio Nacional (luego Belgrano). Nicolás Blois -autor del vals “Idilio trunco” y discípulo suyo-, fue su segundo fuelle.

Técnicamente estuvo entre los más encumbrados de su tiempo y, según manifestó Gabriel Clausi, fue un gran lector a primera vista.

Extraído de su libro: “El tango, el bandoneón y sus intérpretes”, volumen II, Editorial Corregidor.

Fuente: TODOTANGO.
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