jueves, 30 de mayo de 2013

GAUCHO RELAMPAGO, PLACAS "ERA"



La faz desconocida del Gaucho Relámpago.
Por Daniel Beller

Carlos Domingo Nasca, "El Gaucho Relémpago", fue un pionero del disco criollo. Sus placas, de marca "ERA", son verdaderos documentos, en su mayoría únicos, de la faz formativa del tango. Artistas como Francisco Canaro, Roberto Firpo, Juan Maglio y Jose Betinotti han registrado sus creaciones en aquellos discos, grabados en el sistema acústico, que hoy desvelan a todo coleccionista serio del tango y la música criolla. Lamentablemente, casi no existe documentación sobre la vida de este entrañable precursor de la industria fonográfica criolla. Han sido los coleccionistas quienes con amor y dedicación, han aportado datos y viejas grabaciones, que hoy nos dejan conocer a Don Carlos Domingo Nasca, quien tanto aporto a nuestra cultura. Hoy, 90 años después, poner en una bandeja de 78 RPM un disco ERA, es como abrir un cofre que contiene un tesoro: vuelven a vivir los gloriosos compases de la Guardia Vieja, cuando la Rondalla del Gaucho Relámpago tocaba "El Caburé" o "Una noche de garufa".
Carlos D. Nasca

En este sitio podrán encontrar dos artículos excelentes: "Carlos D. Nasca, El Gaucho Relámpago", de Bruno Cespi, una crónica detallada de la vida de nuestro querido personaje, y "Alemania: la guerra, el disco... el tango", por Héctor Lorenzo Lucci. También editado por el maestro Lucci, el libro "El tango en la sociedad porteña - 1880-1920", escrito por Hugo Lamas y Enrique Binda, el cual detalla parte de los títulos editados por la marca ERA. Por último, Francisco Canaro, en su libro "Mis bodas de oro con el tango", cuenta de su encuentro con Nasca, para grabar en discos ERA. He aquí un articulo y unas fotos que nos ayudarán a conocer aún más a este querido personaje, cuya visión ha trascendido el pasar de los años.


Un Gaucho Radiómano

El Gaucho Relámpago... ¿Quién no lo conoce? ¿Quién, al verlo pasear por las calles de nuestra ciudad no se sonríe, como cosquilleado por su elegante vestimenta, tan emocionante para nosotros y tan querida al mismo tiempo?

Porque el Gaucho Ralámpago es el vivo retrato de nuestras muchas veces bisabuelos. Su gran bombacha, elegante blusa y lujoso chaleco prendido con monedas de plata, su tradicional pañuelo al cuello, su cinturón más ancho y adornado que el de un campeón de box, su sombrero claro de grande ala, bien calado sobre la ancha frente... Agréguese a esto su paso pesado con el ritmo como péndulo de reloj balanceándose de izquierda a derecha, su hablar a gritos, tan franco y grave, tan simpático y agradable completa nuestra convicción de encontrarmos con un gaucho verdadero.


Un Gaucho radiómano

Sabemos que con esta croniquita no presentamos al Gaucho, pero una circunstancia especial nos puso al habla con él y creemos que nunca esta demás recordar a los viejos radiómanos aficionados en nuestras páginas.

Si, radiómano, El Gaucho Relámpago es radiómano y muy viejo por cierto. En el año 23, allá por los comiezos de la radio en nuestro país, se dedicó de lleno a ella aunque no en su faz experimentadora. Con un transmisor pequeño alimentado por un motogenerador, uno de los primeros aplicado a estos aparatos, empezó a transmitir. Nunca se preocupo de cubrir largas distancias: se conformaba hablando con los pocos aficionados, que igual a él, gustaban entretenerse un rato. Más tarde cuando muchos de sus amigos y los que no lo son adoptaron el motogenerador, él con ese espíritu de contradicción que lo caracteriza adopto los vasos electrolíticos. Hoy usa un transmisor Hartley y receptor Perry o "Perro" como el lo llama.

-«Dios guarde a ustedes», fueron las primeras palabras que oímos del Gaucho y sin pedir permiso, seguro de que todos lo acogeríamos con agrado, pasa a la redacción en busca del jefe. Nos da la mano. Con su franqueza gaucha aprieta con fuerza, como queriendo trasuntar toda la nobleza de un alma sencilla.

«Vengo a pedirles que tengan el bien de corregir algunos domicilios de aficionados que deben aparecer en "Guía Radio". Mis amigos me lo piden.»

Luego prosigue: «Tenía ganas de conocer a los "patrones" de la Revista más vieja y más leída, de la tan mentada Revista Telegráfica, más popular cuanto más la "cuerean" por radio, esos pocos doloridos a quienes ustedes critican con toda razón.»

Cuando le requerimos apuntes para esta nota se sonríe y manifiesta la satisfacción que la causa: «Mi estación AK1 era más conocida por la del "Gaucho Relámpago"», nos dice, «y gozo ahora en pensar lo que dirán mis amigos cuando me vean "fotografiao" junto con mi potriyo, nada menos que en esta Revista.»

- ¿Quiere mucho a sus aparatos? Le preguntamos, con el deseo de provocar su charla amena.

-«Sí... mucho», nos contesta. «Pero perdonenme si les confieso que... que más quiero a mi potriyo. Primero el, después... la radio. Si mi caballo supiera hablar, o relinchara cuando yo se lo pidiera, muchas veces mis estimados amigos radiómanos hubieran escuchado sus quejas, sus celos por la radio que le resta algo de mi cariño, pero también sus relinchos de felicitación, por su suerte de tener por dueño... al Gaucho Relámpago... a Carlos Nasca por buen nombre.»

-...

-«Pero amigo, ¡preguntarme eso a mí!. Por puro chiste muchas veces en la calle muchas veces me llaman "gringo" o "gallego", pero usted que me tiene cerquita y me siente hablar... no tiene duda de que soy "Chivilcochino"...
-...

-«57 años. Nací en el año 1872.»

Luego satisfecha su misión nos tiende la mano como despedida y con un grito de «buenas tardes», nos despidió.
En la calle lo espera su potrillo, hermosa estampa del caballo criollo, ricamente "chapeao", tiesas las orejas y la mirada fija en las escaleras por las cuales bajaba su dueño.

(Publicado en la "Revista Telegráfica", Diciembre de 1929).
fuente: TODOTANGO.
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