sábado, 23 de febrero de 2013

MIRTHA LEGRAND, ACTRIZ

Un día como hoy... 23 de febrero... pero de 1927... nacía
MIRTHA LEGRAND.
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Mirtha Legrand (n. Villa Cañás, 23 de febrero de 1927) es el seudónimo de Rosa María Juana Martínez Suárez, actriz y presentadora de televisión argentina que ha trabajado en Argentina y España. Durante sus 72 años de carrera, filmó 36 películas, actuó en once obras teatrales y condujo dos ciclos radiales.

Nacida en una familia humilde asentada en Santa Fe, estudió desde su niñez teatro y danzas en diversos institutos y academias. A fines de la década de 1930, fue distinguida por el presidente Roberto Ortiz y, a raíz de ello, Luis César Amadori la convocó para actuar, junto a su hermana, bajo el seudónimo de Mirtha Legrand, en Hay que educar a Niní —donde intervino como extra— y en Novios para las muchachas. Su primer papel protagónico lo obtuvo a los 14 años en Los martes, orquídeas, que la consagró. Junto a Libertad Lamarque, Tita Merello y Niní Marshall integró la denominada «época de oro» del cine argentino. En sus filmes, dirigidos por cineastas como Manuel Romero, Francisco Mugica o Luis Saslavsky, actuó junto a actores como Juan Carlos Thorry u Osvaldo Miranda y, tras contraer matrimonio con el director Daniel Tinayre en 1945 incursionó activamente en el género dramático hasta su retiro del cine, en 1965.3

En 1968, inició su programa televisivo, Almorzando con las estrellas, transmitido por Canal 9. Apenas comenzó, obtuvo una alta repercusión gracias a su temática novedosa: los invitados almorzaban frente a cámara mientras se conversaba sobre temas de interés general, espectáculos, deportes e incluso, política. Poco después, el ciclo fue renombrado a Almorzando con Mirtha Legrand debido al protagonismo que adquirió Legrand. En 2011, tras 42 temporadas y luego de diferentes escándalos que involucraron a Legrand y a su familia, abandonó su ciclo. En el 2012, protagonizó La dueña, cuyo estreno alcanzó un pico de 30 puntos de rating; significó su retorno a la ficción después de 46 años.

Considerada un ícono de la comedia en la cinematografía argentina, es admirada no sólo por su larga trayectoria y vitalidad, sino también por su predilección por las joyas y la alta costura.

Obtuvo múltiples premios y fue elegida ciudadana ilustre de la Ciudad de Buenos Aires, siendo una de las figuras del espectáculo más apreciadas de su país.
Recibió el Martín Fierro de Oro en 1993 y en 2009 se convirtió en la primera persona en obtener el de Platino.
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Biografía
Infancia (1927-1939)
Rosa María Juana Martínez Suárez —posteriormente conocida como Mirtha Legrand— nació el 23 de febrero de 1927 en Villa Cañás (localidad de la provincia de Santa Fe fundada en 1903, ubicada a unos 200 kilómetros de Rosario). Es hermana del director cinematográfico José Martínez Suárez,10 nacido en 1925; y hermana gemela de la retirada actriz Silvia Legrand, seudónimo de María Aurelia Martínez Suárez.

Su padre, José Martínez (1899-1937), era oriundo de Almería, Andalucía, propietario de un negocio de ramos generales y consolidó su matrimonio en los años 1920 con Rosa Suárez —argentina asentada desde los tres años en España—, maestra en una escuela de la localidad en donde una sala lleva su nombre actualmente. Su vivienda se situaba en la calle General López 576, y la familia le atribuyó el apelativo de «Chiquita» a Rosa María Juana y de «Gordi» a María Aurelia, que luego sería modificado por «Goldi».

Los hermanos realizaron sus estudios en la Escuela Fiscal n.º 178, de Santa Fe, y durante su niñez estuvieron acompañadas por sus niñeras Elena y Bruna Ambrossi. Su hermana Silvia recordó en un testimonio a Néstor Montenegro: «"Chiquita" siempre le pedía a Bruna, cuando la peinaba, "Bruna, haceme el moño más grande a mí". Era muy coqueta, siempre quería lucir bien. Mamá nos vestía a las dos iguales, éramos un dibujito». Para 1934, la familia se había trasladado a Rosario —los hermanos continuaron sus estudios en el Colegio María Auxiliadora— y su padre regresaba a Villa Cañás todos los fines de semana para visitarlos mientras se encargaba de su comercio local.
 Allí, las hermanas tomaron cursos infantiles en el Teatro Municipal y estudiaron canto, recitado, danzas clásicas y españolas, piano y zapateo americano, disciplinas muy practicadas en aquella época. En su tiempo libre, los hermanos solían pasear alrededor de la plaza 9 de Julio, concurrían al cine Dante o frecuentaban la laguna cercana.

Habiendo fallecido su padre (1937), la familia decidió radicarse de forma definitiva en el barrio de La Paternal, en la ciudad de Buenos Aires, donde las gemelas continuaron con su educación en la Escuela Provincia de Mendoza y desarrollaron sus dotes artísticas en diversas entidades de enseñanza actoral como el Instituto PAADI, la Academia Gaete y el Conservatorio Nacional de Arte Escénico.

Carrera cinematográfica 
Comienzos profesionales (1939-1942)
Al poco tiempo, Suárez fue condecorada por el entonces presidente Roberto Ortiz en la Avenida de Mayo como la «Reina del Corso». «Los carnavales eran un acontecimiento nacional en Buenos Aires, venía gente de todas partes [...] Yo creo que se reunía medio millón de personas en Avenida de Mayo. Carrozas, serpentina, papel picado, números, tablado [...] En uno de esos carnavales, mamá les hizo un disfraz de lagarteranas muy bonito a mis hermanas. El primer año lo ganó "Chiquita" y el segundo, "Goldy"», expresó su hermano José Martínez.
Mirtha Legrand, Niní Marshall y Silvia Legrand en Hay que educar a Niní (1940).
Por aquellas épocas, atravesaron algunos problemas económicos hasta que en 1939 el director Luis César Amadori les ofreció el papel de extras con un breve parlamento a las hermanas y juntas debutaron en Hay que educar a Niní, con la protagonización estelar de Niní Marshall y, más tarde, en Novios para las muchachas (1941), dirigida por Antonio Momplet.

Sin embargo, su consagración se produciría en el mismo año, cuando se estrenó la película Los martes, orquídeas que intercalaba géneros como la comedia y el romance. Apenas tenía catorce años y la trama indicaba que debía besar a Juan Carlos Thorry, de 33 años —fue ahí cuando, según Legrand, aprendió «cómo era eso»—. Legrand obtuvo su papel ahí luego de que Gonzalo Palomero, ayudante de dirección, viera publicada en Crítica la fotografía de ella cuando había ganado el carnaval poco antes y la citara a una prueba escénica. La presentación del filme fue en el cine Broadway, y Legrand, ya adulta, recordaría: «¡Llegué al cine en tranvía y me fui en un Cadillac! No sé de quién era, pero me acompañaron mi madre y mis hermanos».

Al obtener mayor popularidad, su madre contrató al representante Ricardo Cerebello, a quien había acudido para que guiara la carrera artística de las gemelas. Si bien inicialmente había utilizado el seudónimo de Rosita Luque, él definió el nombre de ambas: para María Rosa eligió Mirtha Legrand y para su hermana, Silvia Legrand.

El éxito de su primer protagónico llevó a que los estudios Lumiton, unos de los más importantes de la época, contrataran a Legrand por cinco años, en los que se filmaron una serie de películas que terminaron por consagrarla como El viaje (1942), donde su nombre precede debajo del título. Esta película trataba sobre una joven tímida llamada Elena que, para intentar cambiar su carácter y crearle una ilusión, su padre le envía semanalmente un ramo de orquídeas haciéndole creer que son de un oculto admirador. Con esta producción, se inauguró en el cine argentino el período de las llamadas «comedias blancas», en las que intervino también María Duval.

Consagración artística (1942-1956)
 
Legrand en Un beso en la nuca, 1946.

Tras filmar Adolescencia en 1942 junto a Ángel Magaña, donde se demostró la situación de las jóvenes de la burguesía —el argumento volvería a ser utilizado en 1966 por Enrique Carreras, cuando filmó con Palito Ortega y Evangelina Salazar Mi primera novia—, las hermanas condujeron por Radio Splendid (una de las emisoras más relevantes) El club de la amistad, donde comenzaron a adquirir mayor popularidad entre los jóvenes a tal punto de que surgiera un club de fans de las gemelas. En 1943, fue convocada para componer el personaje secundario de Irene Benavídez en Safo, historia de una pasión, la primera película argentina prohibida para menores. Dirigida por Carlos Hugo Christensen, también incursionaron en el filme Mecha Ortiz, Roberto Escalada, Olga Zubarry, Guillermo Battaglia y Eduardo Cuitiño.

Continuamente, acompañó a Elina Colomer en Claro de luna (1942), de Luis César Amadori. Esa sería la última película que las hermanas realizarían juntas hasta la década de 1960. Por su parte, Silvia Legrand ya había intervenido sola en El más infeliz del pueblo (1941), de EFA. Para 1943, los críticos cinematográficos habían relatado sobre los grandes cambios actorales de Legrand con su actuación en El espejo (1943), de Francisco Mujica. Ahí, tuvo como hermana a la actriz Alicia Barrié y Legrand encaró el papel de una críada solterona en compañía de Jorge Salcedo.

En 1944, un terremoto produjo serios daños en la provincia de San Juan y hubo 10.000 víctimas aproximadamente. Como otros militares nacionalistas del Grupo de Oficiales Unidos (GOU), Juan Domingo Perón pertenecía al gabinete del presidente de facto Pedro Pablo Ramírez ejerciendo como secretario de trabajo y previsión y secretario de guerra. Ante la tragedia, Perón encabezó una convocatoria dirigida a figuras notorias como Libertad Lamarque, Lydia Lamaison, Mecha Ortiz, Silvana Roth, Niní Marshall y a la propia Legrand, quienes colaboraron aportando dinero y recolectando donaciones.

Aquel año y encarnando a Julieta Ayala, protagonizó La pequeña señora de Pérez, considerada junto con La casta Susana, «dos intrascendencias destinadas a recaudar dinero y aumentar la fama en la década de 1940». La trama, basada en una obra húngara de Stephan Bekeffi, expresaba la historia de una muchacha que se casa con su profesor de escuela y, disimuladamente, retorna al colegio. Finalmente, Legrand fue distinguida con el premio a la Mejor Actriz del Año otorgado por la Academia de Cine y Artes Audiovisuales y la Asociación de Cronistas Cinematogróficos Argentinos.

Posteriormente, se estrenó la comedia La señora de Pérez se divorcia, aludiendo al anterior filme con similar nombre. Muchos críticos aludieron el éxito de la película gracias a la sola presencia de Legrand y su compañero, Juan Carlos Thorry, además de Héctor Méndez, quien pronuncia en el filme una frase que sería recordada a lo largo de todo el año: «Llegás tarde a una fiesta que ya se ha terminado». También actuaron Tito Gómez, Tilda Thamar y Aurelia Ferrer.

Legrand llegó a obviar una propuesta laboral que luego se tornó en un éxito. En 1946, rechazó la oferta de Carlos Hugo Christensen de protagonizar El ángel desnudo al desconfiar del título, por lo que el papel fue encarado por Olga Zubarry. Tiempo después, Zubarry le agradecería que Legrand y su madre hayan negado ese trabajo ya que le llevó al estrellato. En 1947, bajo las órdenes de Carlos Schlieper, protagonizó El retrato, uno de sus trabajos más recordados y que significó su retorno a la cinematografía luego de su desvinculación con Munro y Lumiton. La actriz Nélida Romero, esposa de Schlieper, recordó sobre el filme: «Schlieper la vio siempre como una mujer de su casa, en primer término, y luego como una actriz. Para él era una señora muy elegante y algo despistada que tenía por objetivo el matrimonio. Era muy feliz cuando filmó El retrato, y creo que es evidente que el clima que se desprende de la película es de una total armonía». Para finales de la década, su simpatía la transformó en una figura más próxima para con la audiencia y los espectadores a diferencia de otros de sus pares. Rodaba aproximadamente una película y media por año. Fueron destacadas sus participaciones en Un beso en la nuca (1946), de Luis Mottura; 30 segundos de amor (1947), con María Esther Podestá; y Como tú lo soñaste (1947), considerado uno de sus mejores trabajos dramáticos de destacable fotografía e iluminación. Ahí actuó con Francisco Petrone y los libretos estuvieron a cargo del compositor Homero Manzi según el libro Un día de octubre, de Georg Kaiser.

En 1948, se destacó en Pasaporte a Río, con el actor mexicano Arturo de Cordova y Nathán Pinzón. En el filme, dirigido por su marido, se relata la historia de un ladrón que, al cometer un robo, una corista se convierte en testigo del mismo. Sin embargo, el delincuente la obliga a viajar con él y a trasladar lo robado a Brasil. Ahí, la mujer se enamora de un médico. La película fue presentada en Suecia dos años después, y por su papel fue relacionada artísticamente con la francesa Michèle Morgan. El propio Pinzón definió a la producción como un «éxito absoluto».

Vidalita (1949), con Narciso Ibáñez Menta, no fue apreciada luego de su aparición pero luego sí fue revalorizada. El director Luis Saslavsky, comentó: «No la prohibieron pero la tiraron a la basura. Los militares [...] no pudieron admitir que hubiera un caso de travestismo tan flagrante. Y lo cierto es que había sido un rodaje difícil [...]» Los problemas políticos con actores y la falta de celuloide ya habían comenzado durante el gobierno de Juan Domingo Perón, como en el caso de Libertad Lamarque, Niní Marshall o Luisa Vehil. Sin embargo, estos se asentuarían luego del derrocamiento al mandatario en 1955, cuando asumió el gobierno de facto y los artistas relacionados al peronismo debieron exiliarse. El matrimonio Legrand-Tinayre no participaba en actos proselitistas, salvo en casos extremos. Silvana Roth, colega de Legrand e íntima amiga de Eva Perón, confesó: «Si hubo dos directores a los que jamás les faltó celuloide, fueron Amadori y Tinayre».

Obtuvo éxito con La vendedora de fantasías, que trata sobre una empleada de tienda y su novio detective que se ven implicados en el robo de un collar y un asesinato. En el filme, que se destacó además por su montaje y fotografía, incursionaron Homero Cárpena, Beba Bidart y Nathán Pinzón. Los tres actores luego recordarían la exigencia de Tinayre al momento de los rodajes.

Acompañó a Pedro Aleandro en La de los ojos color del tiempo (1952), película poco exitosa pero por la cual recibió el premio a la Mejor Actriz por parte de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina. Posteriormente viajó a España, convocada por Benito Perojo, y protagonizó su única película a colores: Doña Francisquita, su única producción en ese país. Fue una versión de la zarzuela de Federico Romero y Guillermo Fernández Shaw, con fotografía de Antonio López Ballesteros —pionero del cine a color en España—, quien había trabajado con María Félix en La corona negra. En 1954, se estrenó Tren internacional, comedia con Gloria Guzmán y Diana Ingro, la cual fue considerada como su labor menos exitosa. A pesar de la gran cantidad de capital invertido y el dificultoso rodaje en plena cordillera de los Andes —en Chile—, la película fue un fracaso rotundo.

En 1955, encabezó con Tita Merello y Zully Moreno en la segunda escena de El amor nunca muere. Auspiciada por Artistas Argentinos Asociados (AAA), relató tres historias románticas sobre tres mujeres que se encuentran al final del filme. En La pícara soñadora, estrenada en 1956 al lado de Alfredo Alcón y con guiones de Abel Santa Cruz, interpretó a una mujer que habita en una sección de una mueblería sin que nadie lo sepa.

Últimas actuaciones cinematográficas (1958-1965)
Con una duración de noventa minutos, en 1958 fue alentada por la crítica y el público tras la presentación de En la ardiente oscuridad, por la cual fue premiada como Mejor Actriz en 1959.
 Desde los años sesenta, sus roles en cine fueron absolutamente dramáticos, y solo registró cinco labores. En 1960, por ejemplo, protagonizó La patota, título que fue considerado de avanzada por su realismo llegando a incluir en el elenco a figuras como Milagros de la Vega, José Cibrián, Alberto Argibay y Florén Delbene.

Junto a su amiga Amelia Bence, interpretó a una secretaria en La cigarra no es un bicho (1963), que fue llevada a países como Alemania en 1964. El filme tuvo mucho éxito y se convirtió en su última labor importante en cine hasta la fecha. Con anterioridad, en 1962, se había estrenado Bajo un mismo rostro, con autoría de Silvina Bullrich, donde Legrand y su hermana volvieron a actuar juntas convocadas por Daniel Tinayre. Mirtha encaró a una prostituta, Inés Després, y Silvia a una monja, Sor Elizabeth.


Hasta la actualidad, su última película ha sido Con gusto a rabia (1965) de Fernando Ayala, que no tuvo demasiada repercusión. Ahí, volvió a trabajar con su amigo Alfredo Alcón en el rol de una mujer mayor para el cual debió aumentar algunos kilos. Sin embargo, en 2010 se utilizaron fragmentos de su programa televisivo para varias escenas del filme Dos hermanos, protagonizado por Graciela Borges y Antonio Gasalla

Almorzando con Mirtha Legrand (1968-2011)

(Artículo principal: Almorzando con Mirtha Legrand.)
  Carlos Estrada, Paulina Singerman, Mirtha Legrand e Irma Córdoba en Rosas rojas, rosas amarillas (1978).

fuente: WIKIPEDIA.
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(Nota: se omitieron algunos párrafos, por tratarse de una biografía muy extensa, aún así, hay una segunda parte)

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