nacía el bailarín de tango, VIRULAZO.
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Nota escrita por el periodista GUILLERMO ALFIERI
publicada en la página webb TODOTANGO.
Originalmente publicado en el DIARIO PAGINA 12 de Buenos Aires.
BAILARIN DE TANGO.
10 de octubre de 1926 - 2 de agosto de 1990
Nombre verdadero: Jorge Martín Orcaizaguirre
Estaba en pleno éxito el show "Tango Argentino" en
Nueva York. Habitaba un lujoso hotel en la Quinta avenida, y una mañana su
vozarrón resonó en los pasillos, estaba enojado: «¡Diganlé a ese viejo maniático
que si quiere tango a las diez de la mañana que lo baile él!... ¡Ah! si me
quiere ver a mi que venga al teatro...»
Aquel viejo, que había asistido al estreno, removió cielo y
tierra para que le organizaran una función especial para la mañana siguiente, y
la bronca surgió cuando a Virulazo le dijeron que por razones de protocolo, la
función especial debía ser ad-honorem. Y agregó a los gritos siempre: «¡Y
diganlé que gratis no bailo para nadie!» Y así fue, aquel viejo era Henry
Kissinger.
Por aquel entonces el bailarín tenía 61 años, 5 hijos y seis
nietos.
El apodo VIRULAZO apareció cuando tenía 18 años y jugaba a
las bochas por dinero en el fondo de los almacenes de su ciudad, San Justo
(ciudad del suburbio de Buenos Aires).
Un viejito italiano lo alentaba permanentemente: «Mandale el
virulazo, mandale el virulazo", que había adoptado como sinónimo de
"bochazo"».
Su nombre de nacimiento Jorge Orcaizaguirre, de ascendencia
vasca e italiana por parte de madre. Fue criado por sus abuelos porque sus
padres se separaron muy pronto.
"A mi abuelo le debo todo, él me dio el título más
grande que tengo en la vida, el de hombre. Yo lo adoraba".
«Los pocos pesos que ganaba mi abuelo en el ferrocarril no
alcanzaban, lo ayudé haciendo de todo menos tres cosas: ser alcahuete, rastrero
y trepador, los peores defectos que puede tener un hombre. Vendí de todo en la
calle, lustré zapatos en las puertas de los quilombos (casas de tolerancia),
vendí sandwiches de chorizo, compré pelo en Entre Ríos para traerlo a Buenos
Aires y venderlo en las fábricas de pelucas. Después empecé de peón de matadero
y terminé como capataz y comprador de hacienda.
«El tango me gustaba bailarlo desde los 13 años en los
clubes de la zona o del barrio de Mataderos. Una vez me vieron bailarlo el
"Negro" Celedonio Flores y el cantor Carlos Acuña y me dijeron:
«Pibe, vos no podés seguir bailando gratis». Al día siguiente debutaba en el
café "La Armonía" de la avenida Corrientes, luego vinieron los cabarets
"Chantecler", "Tabarís" y todos los lugares de categoría.
«En el año 1952 la empresa de chocolates Aguila organizó un
gran concurso nacional de bailarines de tango, participaron 157 parejas y las
finales fueron en el auditorio de radio Splendid. Lo gané. Gracias a eso comenzaron
las giras por todo el país hasta llegar la época dura de los años 60 cuando los
programas de rock en televisión nos hicieron pasar un hambre terrible,
bailábamos por unas monedas. Aguantamos sólo Juan Carlos Copes y yo. La bohemia
es linda pero te cagás de hambre.
«En los 70 empezamos a salir otra vez, la primera fue una
gira acompañando a Hugo Del Carril. A comienzo de los '80 decido abandonar el
baile, pero al tiempo me trajeron la idea de "Tango Argentino" y me
entusiasmé.
«Yo soy profesional solamente porque me pagan. En el fondo
sigo siendo amateur, no me ajusto a una coreografía, eso lo hacen los
bailarines y yo soy milonguero, uno de los pocos que bailan tango-tango, por
eso me llaman de todas partes.
«Con lo que gané en las últimas giras me compré tres casas,
un camión y dos autos, para mis hijos, ahora salgo algunas veces más, junto
unos dólares y ¡chau!, me retiro. Cada gira son cinco o seis meses y para mí es un
sufrimiento, es como estar "encanutado" en Alcatraz. Sufro lo peor
que le puede pasar a un hombre, estar solo en la muchedumbre. En Japón me
paraba en una esquina y me rodeaban doscientos millones de "ponjas",
y no entendía un carajo lo que decían. Entraba en un restaurante, pedía un
chorizo y me lo traían con miel, ¡una cosa de locos! Se morfan el pescado crudo
como los indios ¡Dejame de joder! Nunca comí tanto pollo y tallarines como en
Japón. Hay gente a la que le llamara la atención, pero a mi no. A mi me atrae
un buen vino, un asado con los amigos, los jilgueritos que tengo en el fondo de
mi casa.
«En las giras, cuando no actúo, apolillo, no le doy bola a
nadie, me llevo un pilón de libritos policiales y de cowboys y así estoy bien.
Me jodían con Venecia ¿Pero qué es Venecia? El cementerio de la Chacarita
inundado, y que me perdone la Chacarita. A mi me rompen los que por una
cuestión de status o snobismo empiezan a los gritos ¡Ay, que bella es Venecia!
Bella es la pampa donde podes ver los árboles, los animales, los colores del
pasto en la inmensidad, y no una ciudad que se está hundiendo y que cada vez
que pasa una góndola con un tano arriba deja una "baranda" que el
Riachuelo, al lado de eso es lavanda Atkinson.
«Estoy pesando 128 kilos, pero no me hacen nada; con traje
negro, el moño a lo Gardel y una buena pilcha es como que me sacaran ese
exceso.
«En Broadway durante una actuación, escuchaba una voz que me
gritaba: ¡Bien gomina, bien gomina! Resultó ser Nureyev. Se hicieron amigos
míos Anthony Quinn y Robert Duvall. Este último, cada vez que viene a la
Argentina, se viene aquí a mi casa a comerse un asadito.
«A mi esposa Elvira la quiero, la idolatro, si me
faltara..., no se, me tiro bajo el tren.
«Yo soy un sentimental, no sirvo para estar solo y menos sin
una compañera como ella. Son 28 años de acostarse y levantarse juntos. Pero es
más, porque somos amantes desde hace 44 años. Elvira fue mi primera novia, y
por esa cosas de la vida no nos casamos. Cada uno hizo su vida y en 1959 yo ya
estaba separado de mi primera mujer. Un día yo andaba arriba de un caballo allá
por La Tablada y en eso veo pasar un colectivo con Elvira adentro, le hice
señas para que bajara, pero nada, entonces fui galopando detrás del colectivo y
al final se bajó porque si no la seguía hasta su casa. Conversamos y aquí
estamos.»
FRASES SUELTAS DE VIRULAZO
«Rodolfo Valentino fue un caradura, no sabía bailar.»
«Tito Lusiardo un buen comediante, pero como bailarín, un
adefesio. Pero bueno, estuvo con Gardel, ¿quien lo iba a discutir?"
«Travolta. Un mariconazo. Lo mismo ese Michel Jackson. Son
cosas que no pasan a la historia. Eso no es baile, baile es Fred Astaire y Gene
Kelly.»
«¿Un bailarin de tangos? Petróleo. Lo conocemos algunos,
solo los que vamos a las milongas.»
«El tango que más me gusta es "Berretín", de Pedro
Laurenz. Y en cuanto a letras "El motivo" de Pascual Contursi.»
«Música nueva argentina no escucho ni loco. Son pibes que
están vacíos. En el tango uno siempre va a encontrar algo que refleje su vida.
¿Pero alguna vez a alguno se le cayó la novia en un pozo ciego? Eso dicen en
una letra esos pibes. Será que ninguno tendrá historias para contar. La gente
que se levanta a las seis de la mañana para laburar todo el día, no se la
empaqueta. A ese gente hay que darles arte como les daba Gardel. A esa gente no
pueden conmoverla cuatro guachos que no laburan y fuman marihuana».
«En política nunca me metí, pero siempre voto por la
democracia. En este país los militares y los curas son un cáncer... Ah, tengo
una fantasía, que cuando me muera sea bailando un tango.»
Originalmente publicado en el diario Página/12 de Buenos
Aires.
fuente: página webb TODOTANGO.
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