sábado, 13 de octubre de 2012

JULIO MIGNO, POETA

En el mes de octubre... un 6 de octubre... pero de 1915...
nacía el poeta JULIO MIGNO.
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Julio Migno Parera fue un poeta argentino. Nació en San Javier, provincia de Santa Fe, el 6 de octubre de 1915 y murió el 5 de diciembre de 1993 en la ciudad de Santa Fe
Fue una persona de un lenguaje sencillo y sensible que lo llevó a destacarse como poeta, su poesía abarcaba la naturaleza salvaje de su tierra, las soledades y silencios de los pobladores isleros, el mensaje humano.
Obra
En 1932, con sólo 17 años de edad, publicó su primer libro titulado “A los nuestros”.
En 1943 publicó su primera obra titulada "Amargas".
En 1947 publica Yerbagüena, el Mielero, considerada una de sus principales obras.
Otro de sus trabajos, "Chira Molina", editada en 1952, presenta el testimonio de un paisano valiente e incomprendido, víctima de la injusticia.
Dos décadas después, en 1972, Migno Parera editó "Michiquises", con dos recopilaciones antológicas: "Cardos y Estrellas" y "De Palo a Pique", donde señala la madurez del canto en el ciclo criollo argentino.
En 1987 publicó "Summa Poética".
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Julio Bruno Migno Parera nació en San Javier (Santa Fe) el 6 de octubre de 1915. Su vocación literaria, ya puesta de manifiesto durante su infancia, tuvo frecuentes estímulos en sus estudios secundarios.

Tempranamente lo deslumbraron la naturaleza salvaje de su tierra, la soledades y silencios de los isleros, el mensaje humano.

En 1932 aparece A los nuestros, pequeño volumen de poesías en colaboración con Félix Villasur. En 1943 cristaliza su primera obra de aliento, Amargas, donde la confluencia de indio, español y gringo es la trama por donde palpita el criollo, esencia del ser nuevo.

En 1947 publica Yerbagüena, su obra cumbre, a la que la B.B.C. de Londres compara con la obra mística de Bunyan.

En 1952 aparece Chira Molina, testimonio desgarrado de un personaje valiente y desafortunado, marcado por la injusticia social imperante.

En esta obra se destacan temas como "Si tenés cachorro", "Mis islas son eso" y "El bolicho", entre otros.

En 1955 la Colección del Litoral edita una recopilación antológica: Cardos y estrellas. En 1965 ve la luz otra antología, De palo a pique, que al igual que el resto de las obras, alcanzaría varias ediciones. Miquichises, de 1972, incluye temas de vasta repercusión popular, tales como “Versos pa negro y guitarra", "Romance del indio gringo", "El hondazo", "La flauta de Paiki, "Versos al indio que llevo" y "San Francisco Javier".

De neto corte castellano y con toda la carga lírica del tiempo y su marcha, da a la prensa, en 1987, Summa Poetica.

A lo largo de su trayectoria literaria, el autor ha recibido innumerables premios y distinciones. Llevan su nombre numerosas instituciones entre las que figuran escuelas y bibliotecas públicas, así como agrupaciones de orden diverso.

El escritor dejó su cuerpo físico el 5 de diciembre de 1993 en la ciudad de Santa Fe. Sus restos descansan en el cementerio municipal de San Javier. Su obra sigue vigente a través de su inclusión tanto en distintos planes de estudio como en diversas y fervorosas demostraciones de la cultura popular.

La Fundación Julio Migno, de reciente creación, está abocada tanto a la difusión de su obra como a la participación del rescate de los valores autóctonos. Dentro de su ideario figura la fidelidad al mensaje de la obra del autor en lo referente a los grupos o sectores menos protegidos de la sociedad así como a aquellos cuya patente vulnerabilidad los transforma en sujetos de esmerado cuidado y dedicación sociocultural.

fuente: WIKIPEDIA
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EL HONDAZO
Julio Migno


-¡Doña Griselda!...
-¡Qué!...
-Mire vecina,
mándemelo al muchacho,
pero que venga de honda pa'la huerta
pa'que me mate un pájaro.

Y allá va el gringo de pelito rubio,
piel de Judas de todo el vecindario,
y en lo de ña Rufina, apuro y rabia,
entra un poco de sol, y mucho barro.

-¡Aquél!... ¡Matalo!... ¡Negro sinvergüenza!
¡Pegamele un hondazo!...
¡Se me fue de la jaula en un descuido,
con lo bien que lo trato!...

Miré a la copa; todo altanería
con rebeliones de silbido en alto,
el tordo me miró, como diciendo:
"¿Vos tirándome a mí, siendo un hermano?"

-¿Y de áhi?...
-Vea... No puedo, 'ña Rufina...
¡Cómo me está mirando!
-¡Su trompeta sin hiel!
-¡Doña Rufina!
¡Vivo es que hay que agarrarlo!
-No, Barrabás; si se escapó no vuelve.
¡Hay que matarlo!
En el cuero ancho y fuerte de la honda
la bolita de barro
comprensiva latió; cerré los ojos,
erré , y el tordo se escapó volando.
-¡Mándeseme a mudar!
-¡Doña Rufina!...
-¡Pa su casa, bellaco!
(y entró un llanto convulsivo, mientras
él silbó agradecido de lo alto).

¡Cuánta distancia y tiempo
van desde aquél hondazo!
¿Qué habrá sido del tordo defendiendo
su libertad de pájaro?
Lo que haya sido; soledades y hambre
pudo sufrir acaso;
mejor es el imperio de la nube
que dormir y comer... pero enjaulado.

Tordo de mi niñez, hermano mío,
hombre, entendí la rebelión del canto.
El sol declina ya, pero no importa;
aún hay fuerza en mis alas... ¡te acompaño!


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