El día 11 de octubre de 1945 apareció, en su propio semanario, un nuevo personaje: "Patoruzito.
El mismo surgió como una figura para un público más infantil que el ya popular "Patoruzú", también de Quinterno.
Las tiras de Patoruzito eran dibujadas por Tulio Lovato, con guiones de Mirco Repetto.
Contaba las aventuras del casi siempre sonriente indiecito, un pequeño cacique que, se suponía, era la versión infantil del cacique Patoruzú, aunque, con el tiempo, aparecerían "jets" y otros elementos fuera de tiempo, como para desmentir eso. Vestido igual que en su versión adulta, Patoruzito carece sin embargo de la desmesurada nariz de éste. Como era de esperar, Patoruzito era un chico noble, valiente, fuerte, dotado de un genuino ingenio criollo (es bastante más "avispado" y astuto que el personaje de Patoruzú), y con un alma generosa.
Su personalidad se oponía a la de su amigo Isidorito (quien llegaría a ser, con el paso del tiempo, el padrino Isidoro, símbolo de la viveza y picardía porteña). Patoruzito debía enfrentar mil intrigas tejidas por malignos personajes (ladrones, indios malos, cuatreros, ambiciosos extranjeros, estafadores, etc.), generalmente empeñados en robarle las tierras que heredó de su padre, el cacique Patoruzek.
Esta historieta altera sustancialmente la historia del cacique Patoruzú, ya que la primera tira, titulada "Chiquizuel, el brujo diabólico", y aparecida en el primer número del semanario, narra el encuentro de Patoruzito con Isidorito, un porteño enviciado por la ciudad pero de buen corazón, confinado al campo por el Capitán Cañones "para ser enderezado" (este hecho descalifica el encuentro de Patoruzú con Isidoro en el circo, dado por origen en las páginas de Patoruzú Nº 1).
Patoruzito tenía una amistad entrañable con Isidorito, a pesar que éste era un porteñito malcriado, vanidoso, egoísta, consentido, caprichoso, mal estudiante y a veces guarango. Los vicios de Isidorito eran varios, sobre todo el cigarrillo, que le costarían más de un sopapo por parte del joven cacique. Isidorito era muy cobarde, y siempre encontraría refugio y protección en el indiecito.
Esa primera historia introduce a los "malos" por antonomasia de la serie: el hechicero Chiquizuel y su nieto Chupamiel, un chico que usaba una especie de chiripá, y que jamás se separaba de su tarro de miel. El eje de la historia, que se repetirá durante muchos años, era simple: en general, el indio Chiquizuel (un brujo venido a menos, tramposo y ladino) intentará que su nieto Chupamiel (un holgazán que se pasaba el día chupándose el dedo), usurpe las tierras heredadas por Patoruzito, y, como siempre, éste lo vence.
Las correrías de Patoruzito tendrían (a diferencia de las de Patoruzú, que vivía en la ciudad) a la Patagonia casi como su único escenario. Cabe señalar que Patoruzito estaría acompañado casi siempre por su flete "Pamperito", reducido en años pero no en fiereza (con respecto a su versión adulta), a quien conocería en la tira llamada "El rey de la pradera". Además, aparecería con frecuencia "la Chacha Mama", la nodriza, quien, a base de empanadas, acompañaría su crecimiento. Ella sería representada tan vieja como en las "Andanzas de Patoruzú".
Otros personajes que aparecerían cada tanto serían el capataz Ñancul, ya al frente de la estancia (junto a la Chacha), el ya mencionado Capitán Cañones, que era el tío de Isidorito, todavía en servicio activo y vestido con un anticuado uniforme militar, y el inefable Upa (el hermano menor de Patoruzito) aún bebé.
fuente: página webb TODO HISTORIETAS.
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