martes, 25 de septiembre de 2012

LAS GUITARRAS DE GARDEL, JUSTO PIERNES

LAS GUITARRAS DE GARDEL.

JUSTO PIERNES

Publicado en el diario "Tiempo Argentino"
9 de junio de 1985.
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Nota publicada en la página webb TODOTANGO.


Salvado Gardel y sus guitarristas!", fue la frase que se integró al lenguaje del porteño cuando se libraba del entierro en una timba o en el hipódromo.

El slogan señala la importancia que tuvieron los guitarristas de Gardel, por encima de los gustos o disgustos que los catadores de los discos del Zorzal se llevan con ellos y origen de muchas criticas.

Lo real y mítico de la cuestión es que los guitarristas de Gardel dieron origen a un oficio que saltó de los suburbios rioplatenses y se incrustó en los escenarios de mayor categoría del mundo.

Dos de ellos se fueron con Gardel en Medellín. El otro salvó milagrosamente su vida en la catástrofe, aunque gravemente afectado por las quemaduras.
Uno de los muertos en Medellín fue Guillermo Barbieri, padre del que fuera uno de los notables cómicos de los teatros porteños, Alfredo Barbieri. El Negro Barbieri era el más antiguo del trío de guitarras cuando se produjo el accidente. 

Se había incorporado en 1921, cuando aún Gardel actuaba en dúo con Razzano. Guillermo Barbieri, a quien Gardel llamaba el Barba, fue descubierto por el Zorzal y Razzano en la ciudad de Lincoln, en la provincia de Buenos Aires, en el transcurso de una gira del dúo por el interior del país.




Barbieri fue entonces la "segunda guitarra" ya que la primera era José Ricardo que estaba con el dúo desde 1916, cuando Gardel-Razzano fueron ascendiendo en el mundo del espectáculo y necesitaban un acompañamiento de categoría.

Ricardo estuvo 13 años con Gardel y se desvinculó de él en mayo de 1929 en forma abrupta, ya que estaba actuando en el Teatro Avenida, de Madrid, cuando resolvió retornar a Buenos Aires.
 
Ángel Domingo Riverol, muerto en Medellín, dos días después del accidente, pasó a ocupar un lugar en el trío de guitarras, junto a Guillermo Barbieri y José María Aguilar, este último incorporado al grupo Gardel en 1928, luego de haber actuado con Ignacio Corsini, el otro gran cantor de la época.

El debut de Aguilar se produjo el 18 de julio de 1928 en el cine Paramount. Lo llamaban el Indio y su genio fuerte lo llevó a dejar el acompañamiento de Gardel en varias oportunidades, aunque siempre volvía después de su enojo.

Barbieri, Riverol y Aguilar están asociados junto a José Ricardo a la trayectoria de Gardel por su larga permanencia junto al Zorzal, aunque en ocasiones especiales tenían el refuerzo de Julio Vivas y Horacio Pettorossi.

Es que las "guitarras de Gardel" no eran meros acompañantes o "ruido de fondo". Todos ellos dejaron para la música argentina auténticos clásicos del tango, grabados en primicia por Gardel.

Guillermo Barbieri produjo: "Anclao en París", "Preparate p'al domingo", "Viejo smoking", "Rosa de otoño", "Barrio viejo" y "Dicha pasada".

 José Ricardo fue el autor de "Margot" y "Pobre gallo bataraz", dos clásicos. 

Aguilar compuso la música de "Mala suerte", "Tengo miedo" y "Lloró como una mujer".

 Riverol, muerto en Medellín junto a Barbieri, dejó como su pieza más brillante el tango "Falsas promesas".

Carlos Gardel era consecuente con sus guitarristas. A Barbieri le grabó 32 temas, a Ricardo 11, a Aguilar otros 11 y a Riverol, 3. Hay para todos los gustos, tangos, shimmies, foxtrots, pasodobles, valses y canciones camperas en una demostración de que Gardel cantaba hasta "La Marsellesa", la "Marcha de Garibaldi" y "El trovador".



Los guitarristas de Gardel no pueden ser considerados los "patitos feos" de la historia del Zorzal, como queda demostrado en este rápido pantallazo de sus obras musicales, por encima de la opinión de muchos "gardelianos" sobre la calidad de su sonido en las grabaciones que son ya históricas.

El pueblo se encargó de introducirlos en la mitología de Gardel. Gardel y sus guitarras no llegaron a salvarse de la catástrofe de Medellín, pero la frase de "salvado Gardel y sus guitarristas" indica la escenografía de un milagro que no se produjo, pero que quedó latente en la imaginación y en la esperanza popular.


Publicado en el diario "Tiempo Argentino", 9 de junio de 1985.

fuente: TODOTANGO.
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