miércoles, 18 de julio de 2012

COPLAS DEL PAYADOR PERSEGUIDO (4) - ATAHUALPA YUPANQUI

COPLAS DEL PAYADOR PERSEGUIDO (Milonga)

Letra y Música: don ATAHUALPA YUPANQUI

PARTE 4

Cuando el máiz está en barbecho, luce un color brillantón,
Las hebras como un nailón presumen con sus lindezas,
Pero agachan la cabeza si las agarra el carbón.

Igual me pasaba a mí en aquellos tiempos idos,
Joven, fuerte y presumido, y cuando se acabó el queso,
Volví en un triste regreso poblada el alma de olvidos.

Cosas de la juventud malhaya donde andarás,
Aura que estoy bataraz de tanto cambiar el pelo,
Recuerdo aquellos desvelos pero no miro pa´tras.

Me volví pal Tucumán, nuevamente a padecer,
Y en eso de andar y ver se pasaron muchos años,
Entre penas, desengaños, esperanzas y placer.

Más no jué tiempo perdido asigún lo ví después,
Porque supe bien como es,  la vida de los paisanos,
De todos me sentí hermano, del derecho y del revés.

Siempre recuerdo los tiempos en que guapiando pasé,
Los cerros que atravesé, buscando lo que no hallaba,
Y hasta a veces me quedaba por esos campos de a pié.

La vida me fue enseñando lo que vale una guitarra,
Por ella anduve en las farras, tal vez, hecho un estropicio,
Y casi me agarra el vicio con sus invisibles garras.

Menos mal que llevo adentro lo que la tierra me dio,
Patria, raza o ¡ que se yo ¡, pero que me iba salvando,
Y así seguí caminando por los caminos de Dios.

La cosa estaba en pensar que al pulsar un instrumento,
Hay que dar con sentimiento toda la fuerza campera,
Pero nadie larga afuera si no tiene nada adentro.

La guitarra es palo hueco y pa´tocar algo bueno,
El hombre debe estar lleno de claridades internas,
Pá´sembrar coplas eternas la vida es un buen terreno.

Si el rezar brinda consuelo al que consuelo precisa,
Igual que cristiano en misa o matrero en medio ‘el monte,
Yo rezo en los horizontes cuando la tarde agoniza.

Queda callada la pampa cuando se ausenta la luz,
El chajá y el avestruz van buscando la espesura,
Y se agranda en la llanura la soledad del ombú.

Entonces, igual que un poncho, a uno lo envuelve la tierra,
Desde el llano hasta la sierra se va una sombra extendiendo,
Y el alma va comprendiendo las cosas que el mundo encierra.

Ahí está el justo momento de pensar en el destino,
Si el hombre es un peregrino, si busca amor o querencia,
O si cumple la sentencia de morir en los caminos.

En el norte vide cosas que ya nunca hei de olvidar,
Yo vide gauchos peliar con facones caroneros,
O con machetes cañeros que al verlos hacían temblar.

Rara vez mata el paisano, porque ese instinto no tiene,
Al duelo criollo se aviene por no recular ni un tranco,
Hace saber que no es manco y en el peliar se entretiene.

No hay serrano sanguinario ni coya conversador,
El más capaz domador jamás cuenta sus hazañas,
Y no les tienta la caña porque el tintillo es mejor.

Cada pago se aficiona a una forma de peliar,
Y aquel que quiera guapear antes tendrá que alvertir,
Que para poder salir hay que aprender a dentrar.

Se agarran a puñetazos lo mismo que en cualquier parte,
Pero es una cencia aparte usar los modos del pago,
Ahí se pone fiero el trago como dijo Don Narvarte.

Cordobés pa´la pegada, riojano pal rebencazo,
Chileno pal caballazo, salteño con daga en mano,
Y es un Rey el tucumano pa´peliar a cabezasos.

Siempre el criollo ha de peliar de noche y medio machao,
Es una pena cuñao, que a veces por una tuna,
Se nublen noches de luna y cielitos estrellaos.

Una canción sale fácil cuando uno quiere cantar,
Cuestión de ver y pensar sobre las cosas del mundo,
Si el río es ancho y profundo, cruza quien sabe nadar.

Que otros canten alegrías si es que alegres han vivido,
Que yo también he sabido dormirme en esos engaños,
Pero han sido más los años de porrazos recibidos.

Parte 4

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